La periodista Irene Gómez, de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, premio Francisco de Cossío

La investigación de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA sobre Manuel Ramos Gordón, párroco de Tábara y de otros pueblos de la provincia durante varios años, fue reconocida (el pasado día 3) con el Premio Cossío de Periodismo en la modalidad de Prensa, que concede la Junta de Castilla y León.

Irene Gómez Galicia (centro) en las instalaciones de LA OPINIÓN-EL CORREO.

La redactora de este periódico, Irene Gómez Galicia, destapó en varias entregas publicadas, durante los meses de enero a mayo, el «caso Gordón».

El jurado, que también hizo públicos los premios en las modalidades de Radio, Televisión y Fotografía, destacó el conjunto de artículos publicados en exclusiva por este periódico, que revelan la primera condena eclesiástica a un sacerdote de la Diócesis de Astorga (y del conjunto de Castilla y León), por pederastia. El caso tuvo un amplio seguimiento informativo con revelaciones exclusivas sobre el contenido de las cartas remitidas por la víctima y denunciante de los hechos, F. L., al papa Francisco, que fueron el detonante de la apertura del proceso.

Irene Gómez Galicia, que ejerce su oficio desde hace años en la sección de Comarcas de este periódico, no es el primer premio que recibe. En 1998 fue galardonada, conjuntamente con la jefa de Local de LA OPINIÓN-EL CORREO, Begoña Galache Fonseca, con el prestigioso Ortega y Gasset que concede el diario «El País», y también ha sido finalista en otros certámenes nacionales.

Para Irene Gómez, periodista convencida de la importante labor social que cumple su oficio cuando se ejerce con rigor y verdad, asegura, refiriéndose al «caso Gordón, que «es la noticia que nunca quisieras dar porque te revuelve por dentro». No obstante, está convencida de que el periodista «tiene la obligación de contar todas las cosas que pasan, aunque algunas duelan más que otras». Por eso está muy agradecida al jurado del Premio Cossío por el reconocimiento concedido. «Es una noticia de las que no gustan a nadie, pero que hay que dar, publicarla es una obligación moral y profesional, aunque en el camino quedes muy tocada».

Atala Martin