Muere Julio Puente, ex director de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, FARO DE VIGO y LA PROVINCIA

Julio Puente falleció de cáncer el pasado día 10, a los 67 años. Hizo una luminosa carrera de 47 años, que ejerció en la escritura deportiva y de opinión, en la realización de diarios, en la selección y formación de periodistas y en la organización y el capitaneo de periódicos que cerró, como director de… leer

Julio Puente falleció de cáncer el pasado día 10, a los 67 años. Hizo una luminosa carrera de 47 años, que ejerció en la escritura deportiva y de opinión, en la realización de diarios, en la selección y formación de periodistas y en la organización y el capitaneo de periódicos que cerró, como director de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, después de haber estado al frente de FARO DE VIGO y de LA PROVINCIA-DIARIO DE LAS PALMAS, todos del grupo Prensa Ibérica.

José Julio González Fernández-Puente nació en Mieres, en 1950. Empezó Filosofía y Letras en Oviedo y, en seguida, colaboró con el diario ovetense “Región”, con pequeñas entrevistas y reportajes, que le confirmaron en su deseo de ser periodista. Su primer trabajo fue en 1970, como corresponsal de LA NUEVA ESPAÑA, en Avilés. En 1972 pasó a la corresponsalía de Gijón y, un año más tarde, fichó por “El Comercio”, para trabajar en la sección de Deportes, de la que llegó a ser responsable. Por timidez, discreción o rareza, dejó el diario gijonés sin avisar, cuando Graciano García (ex director de la Fundación Príncipe de Asturias) le ofreció ser redactor jefe en “Asturias, Diario Regional”. De allí también marchó a la francesa y reapareció al día siguiente en “Región”, dirigido por Juan de Lillo.

A finales de 1982 entró en LA NUEVA ESPAÑA, que dirigía José Manuel Vaquero (hoy consejero del grupo Prensa Ibérica) y que, entonces, pertenecía a la cadena de Medios del Estado. En LA NUEVA ESPAÑA, que año y medio después pasó a ser propiedad de Prensa Ibérica, logró una estabilidad laboral que hasta entonces se le había resistido. Fue subdirector hasta que, en 1994, fue nombrado director de FARO DE VIGO, donde trabajó hasta abril de 2000. Pasó el cambio de siglo y sus cinco primeros años al frente de LA PROVINCIA-DIARIO DE LAS PALMAS. Regresó a Asturias como director de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón.

Inteligente y memorioso, paciente de carácter, duro si era preciso, alérgico a lo cursi, intolerante a la pedantería y enemigo de la vanidad, escuchaba con interés, observaba con perspicacia y se movía en el periodismo con naturalidad y gracia. De sus enseñanzas, una era la ley del “perpetuum mobile”. Si alguien festejaba su éxito en el periódico, le decía: “Eso fue ayer. ¿Qué tienes para hoy?”. Otra, la ley de oro: “El principal capital del periodista es la independencia; es lo único que tenemos”.

Hace diez años, el teletipo de Julio Puente empezó a darle malas noticias de salud. Gestionó un infarto a solas, abandonando la redacción disimuladamente, fumando un cigarrillo y llamando a un taxi. El cáncer y las exigencias legales le llevaron a jubilarse hace un año, para seguir escribiendo hasta hace un mes. Leyó periódicos hasta hace una semana. Así perdió el periodismo a un gigante inolvidable.

Atala Martin